Esto llega a la memoria de todos, pues muchos sufrieron la angustia, el no poder salir de casa con libertad, el ir caminando escondiéndose por las paredes porque en la zona Ballivian (El Alto) los helicópteros disparaban ráfagas, el escuchar cada vez que se aumentaban los muertos, aún después de 10 años a mi duele recordar, pero es mejor hacerlo y no olvidar, en especial el caso del niño Alex Mollericona, de 5 años que murió por una bala cuando estaba mirando por su terraza, y los muertos de villa Ingenio. Cuando se les buscaba a los dirigente vecinales, recuerdo que por mi zona, en ese entonces estaba de dirigente mi abuelo, lo tuvimos que esconder en la casa de un familiar que vivía en otra zona, pues por la radio mencionaban que dirigentes desaparecían, que los militares entraban a las casas buscando a los dirigentes y se los llevaban y no sabia donde estaban. Esto no puede volver a suceder otra vez, ningún gobierno debe volver a ser como el nefasto gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, no olvidemos lo que sucedió es parte de nuestra historia, los muertos no vuelven. (gquisbert)
Les comparto esté artículo que es de Red de Noticias Pachamama
Octubre del 2003, Bolivia vivió la denominada “guerra del gas”. Por el mundo y a través de los medios informáticos se pasearon imágenes de un pueblo heroico y un Estado cortesano de las transnacionales acudiendo exasperadamente a su franja de seguridad: la coerción militarizada. En los noticieros internacionales - también locales- se sobredimensionaban las notas atractivas para los consumidores mediáticos (indígenas alzados, territorios sitiados, militares imitando a yankees en Irak, muertos y un presidente atarantado), pero sin tocar o tocando en forma adyacente las causas centrales del conflicto y que están relacionados con la propiedad y el destino del gas boliviano.
Por consiguiente y antes de ingresar al análisis de tales causas, conviene hacer un repaso de los principales hechos que antecedieron al conflicto y que se encuentran en los primeros días de septiembre, cuando el dirigente opositor, Evo Morales, desahució el Reencuentro Nacional de los Bolivianos que la Iglesia venía proponiendo desde hace algunos meses atrás. La negativa de Morales a participaren dicho evento se fundaba en el hecho de que el gobierno no aceptaba discutir el tema del gas y el aumento de los impuestos petroleros del 18% al 50%.Consecuentemente, anticipó que habrían masivas movilizaciones para recuperar el gas, fijando para el 19 de septiembre una gran marcha en la ciudad de Cochabamba (Los Tiempos, 1, IX, 2003)1.
Casi en forma simultánea (4, IX, 2003), desde Caracollo parte una marcha de campesinos de La Paz y la COR de El Alto, también reclamando por el destino del gas. Asimismo, desde Huarina, otro punto del territorio aymara, parte otra marcha hacia La Paz (6, IX, 2003), y Felipe Quispe anuncia un bloqueo movilizado contra la política gasífera del gobierno y otras medidas anti-populares (Ley de Seguridad Ciudadana, Código Tributario), lo cual parece expresar un cambio de táctica política, toda vez que en julio pasado su convocatoria al bloqueo de caminos había fracasado.
Estas marchas pacíficas arribaron a La Paz el día 9 de septiembre. La COR alteña, además de luchar por la defensa del gas, plantea una demanda local de rechazo al programa municipal de “recatastramiento” denominado: “Maya, Paya, Quimsa”, por ser atentatorio a la economía de los alteños. Y es con esta demanda que se declara paro cívico general en la ciudad de El Alto, que se cumple de modo firme y decidido.
Protestas por la no venta del Gas por Chile ¡No Gas por Chile!.Por su parte los marchistas que se encontraban en El Alto, en un número aproximado de 2.000, se declaran en huelga de hambre en el Teatro San Gabriel de Villa Adela de El Alto, quienes, además de compartir las demandas generales que va generando el pueblo boliviano, demandan la liberación del dirigente campesino de Cota Cota, Miguel Huampo, preso por presunta participación en el linchamiento de dos ladrones de ganado. Desde este piquete de huelga, los aymaras instruyen y organizan el bloqueo de caminos, enviando emisarios a las zonas rurales del departamento de La Paz.
Contrariamente, el gobierno trabaja en un plan para cumplir con las exigencias del FMI que sigue presionando para que el proyecto de exportación de gas, vía Chile, arranque a mediados del 2004. En consecuencia, el gobierno empieza a implementar una masiva campaña publicitaria sobre los supuestos beneficios que traería la exportación del gas a Norteamérica, anunciando la ejecución, primero, de 40 talleres de información en barrios populares de la ciudad de Tarija y, luego, 400 seminarios con grupos sociales del resto del país (La Razón, 12, IX, 2003). Lo que no reporta la prensa comercial es que el financiamiento de esta campaña persuasiva en favor de la exportación del gas, vía Chile, provenía del Banco Mundial que entregó diez millones de dólares al gobierno de Sánchez de Lozada. Más adelante, el 23 de septiembre, George W. Bush enviará a Otto Reich, su Delegado para Asuntos Hemisféricos, “para renovar su apoyo a la democracia y dejar un aporte global de 63 millones de dólares” (La Prensa, 24, IX, 2003).
A su vez, Sánchez Berzaín está actuando para que las FF.AA. despejen violentamente los bloqueos que se avecinan, situando a los efectivos militares – en un típico acto de guerra interna- en las carreteras del Altiplano aymara, con carpas y tiendas de dormir, más provisión de alimentos para varios días.
Las protestas se agudizan posteriormente se pide la renuncia de Gonzalo Sanchez de Lozada.Entretanto, los bloqueos y movilizaciones se masifican. De manera que para el 15 de septiembre, con bloqueos de caminos en los Yungas y un paro cívico indefinido en El Alto, se inicia la “guerra del gas”. En este clima, Jaime Paz trata de amenizar el orden perturbado con su slogan “mar por gas”. Evo Morales denuncia que se tramita un “autogolpe” y advierte que “la eventual exportación de gas ‘por o para Chile’ encendería una guerra civil y que tal decisión sentenciaría el fin de la administración Sánchez de Lozada” (El Deber, 18, IX, 2003).
En la localidad minera de Siglo XX, “una multitudinaria marcha de protesta en la histórica Plaza del Minero pidió la renuncia del Presidente, acusándolo de alta traición a la patria” (La Patria, 20, IX, 2003). Esta es la primera vez que una concentración popular demanda la renuncia del Goni y nadie imaginó que días después se tornaría en la consigna central de los “defensores del gas”.
En Sorata -donde habían 3.000 viajeros bloqueados desde el 14 de septiembre- un “operativo rescate” comandado por Sánchez Berzaín, deja seis muertos, enlutando nuevamente al país. Las escaramuzas se esparcen hacia Ilabaya y Warisata, donde mueren otros indígenas. Por esto, ahora, los aymaras exigen la renuncia del ministro Sánchez Berzaín, rechazan al diálogo con el gobierno e intensifican las movilizaciones. La periodista Claudia Espinoza describe la táctica indígena empleada por esos días: “Se declara y se ingresa al ‘plan añutaya’. En español quiere decir ‘plan zorrino’, ese animal que sale a rondar por las noches y al amanecer se esconde. Por las ondas radiales, la provincia entera sabe cuál es la estrategia para sortear a las tropas militares, apostados en diferentes puntos de los caminos... los comunarios suben a los cerros, controlan lo que llaman los cuarteles de Kalachaca y Rojorojones y protegen los territorios... ‘Todas las patas de la movilización están firmes’, comenta un dirigente en un punto de bloqueo al enterarse de las noticias que llegan a través de la radio que lleva colgada en el cuello. El aparato no falta en los bloqueos, sin la radio, quizá, el añutaya no sería posible” (Pulso, 26, IX, 2003).
Marcha que desciende de la ciudad de El Alto a La Paz con estribillos de ¡Fuera Goni!.Simultáneamente, en Huanuni se celebra el Ampliado Nacional de la COB (26, IX, 2003) que resuelve preparar la huelga general indefinida y bloqueo de caminos para el día 29 de septiembre, y, además de la renuncia de Sánchez Berzaín, exige la cabeza del Goni. Este ampliado, que inicialmente estaba programado para el día 6 de octubre de 2003, se precipita por los sucesos de Warisata. Por esto, surgen algunas discrepancias entre dirigentes y sindicatos afiliados a la COB. Así, por ejemplo, los campesinos de los Yungas dicen que no acatarán a la COB por haber entrado en un plan aventurero y que esperarán las decisiones que tome la CSUTCB. La Coordinadora del Gas y el MAS tampoco apoyan. Estas divergencias hacen tambalear a la COB que no encuentra respaldo inmediato. Los periódicos titulan: “Paro de la COB fue un fracaso rotundo, porque todos trabajan” (La Patria, 30, IX, 2003). “Paro Nacional de la COB, entre el éxito y el fracaso” (La Voz, 30, IX,2003).
Pero esta situación que pronosticaba un posible fracaso no durará mucho, porque varias organizaciones en forma paulatinamente deciden ingresar en la dinámica de las protestas alteñas. Evo Morales anuncia que el bloqueo de caminos podría empezar el 10 de octubre, cuando se celebre el ampliado de las seis federaciones del trópico cochabambino. Por su parte, Román Loayza, ejecutivo de la CSUTCB, confirma el inicio de bloqueo de caminos en todo el país para el 6 de octubre.
Esos son los antecedentes directos que desembocaron en la “guerra del gas” de octubre de 2003, que alcanza su mayor esplendor entre el 8 y 17 de octubre 2003, logrando la caída del gobierno más neoliberal y sanguinario del país: el gonismo.
//RED DE NOTICIAS PACHAMAMA//
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