Para los que vivimos en la urbe paceña no es difícil ver a estas mujeres acompañadas de sus hijos, especialmente si uno pasa por el cento, como podemos advertir en la imagen venden limones, dulces y algunos otros productos. Hay otras que son más cómodas y prefieren estirar la mano. ¿Qué ejemplo dan a sus hijos?. Lo más sorprendente es que a pesar de su precariedad siguen teniendo más y más wawas.
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